México está en llamas, la violencia no tiene fin, hoy el 86 por ciento del presupuesto en seguridad pública para los estados y sus municipios es destinado para la Guardia Nacional, el panorama es deplorable.
Pero el 95 por ciento de las responsabilidades recaen en las policías municipales a esto se le suma el nulo apoyo en equipamiento sin desarrollo y capacitación.
Mientras tanto en la entidad guanajuatenses la presencia del cártel local Santa Rosa de Lima sostiene una cruenta batalla por el control del estado contra el grupo delincuencial de Sinaloa.
El índice de percepción de seguridad durante marzo de este 2025 se ubicó el indicador en un 61.9 por ciento, la población adulta que vive en áreas urbanas de Irapuato, León y Guanajuato capital se sintieron muy inseguros.
A todo esto, Irapuato resultó ser la sexta ciudad más insegura a nivel nacional con un 88.4 por ciento, nueve puntos más respecto al mes de marzo del 2024.
Fuente: Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del INEGI
Tanto la federación como el estado destinaron para la seguridad pública de los guanajuatenses 521 millones 883 mil millones de pesos, pero los resultados de bienestar y seguridad son imperceptibles para los ciudadanos.
Fuente: Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública / Fondo de Fortalecimiento de Instituciones de Seguridad Pública
En tanto los grupos generadores de violencia extrema que operan en territorio de Guanajuato son:
Cártel Jalisco Nueva Generación con mil 173 detenidos
Cártel Santa Rosa de Lima con 908 generadores de violencia tras las rejas
Cártel de Sinaloa 314
Cártel Nueva Plaza 85 detenidos
Cártel Nueva Salazar 12
Cartel la Nueva Familia 1
Fuente: Fiscalía General de Guanajuato
Las causas estructurales de la violencia en Guanajuato son por varios factores; el crimen organizado, la falla del estado con la falta de coordinación entre las autoridades federales y municipales; la desigualdad social y económica; la descomposición del tejido social aunado a las disparidades en la riqueza y la falta de oportunidades y la violencia de género y la corrupción.
A todo esto, se le suma la extorsión en las comunidades rurales la vida transcurre con miedo.
Aunque en la entidad no han surgido grupos de autodefensas la gente vive bajo el asedio de los cárteles que se disputan "la plaza" están en medio del fuego cruzado mientras tanto la autoridad se ve rebasada.