Precios de garantía o se cae el país

Por: Jorge Camarillo García
León
Fecha: 25-11-2025

Las recientes protestas campesinas por los precios de garantía sacudieron al país y evidenciaron una verdad incómoda: México depende profundamente de su campo, y sin él, la estabilidad económica y alimentaria pende de un hilo.

Las movilizaciones paralizaron carreteras y centros de abasto en al menos 15 estados, causando el repudio como apoyo entre la ciudadanía.

Lo que para unos fue un verdadero problema para otros fue la oportunidad de trasladar en motocicletas a los ciudadanos a cambio de un cobro, para quienes tenían que tomar su vuelo, la urgencia era llegar para los que salían a las 5 de la tarde.

Algunos sectores criticaron las afectaciones al tránsito y al comercio; otros, en cambio, vieron en los campesinos la expresión más genuina de un país que exige justicia y respeto a su trabajo.

De enero a agosto del 2025 las importaciones de maíz registraron una cifra récord al acumular 16.8 millones de toneladas del grano un 0.2 por ciento más que en el mismo periodo, pero del 2024.

El valor de las compras al extranjero de maíz amarillo principalmente transgénico tuvo un valor por 3 mil 573 millones de dólares un 2.4 por ciento por encima de las cotizaciones del año pasado con los Estados Unidos como principal proveedor.

Mientras las imágenes de campesinos marchando con tractores y pancartas circularon en redes sociales, la sociedad se mostró dividida. Algunos usuarios respaldaron las protestas como un reclamo legítimo ante las políticas públicas fallidas, mientras otros exigieron orden.

En León, Querétaro y Guadalajara, los bloqueos carreteros causaron pérdidas económicas estimadas en más de 200 millones de pesos diarios. Sin embargo, los líderes del movimiento aseguran que "el costo de no ser escuchados será mucho mayor".

A la vez que pedían perdón por las molestias causadas.

El conflicto reavivó el debate sobre la intervención estadounidense en el sector agroalimentario mexicano. Desde el T-MEC, México ha dependido de importaciones de granos, maquinaria y fertilizantes del país vecino. Para algunos especialistas, esta relación ha debilitado la producción nacional.

El eco del movimiento resuena más allá de los surcos: sin maíz, no hay país; sin justicia para el campo, no hay futuro para México.



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