En pleno Día de la Virgen de Guadalupe, una fecha que conecta memoria, fe e identidad nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum sostuvo una llamada telefónica con el papa León XIV
El gesto no solo fue simbólico: aprovechó el momento para reiterar la invitación formal a que visite México, un deseo que su gobierno ha empujado desde los primeros días del nuevo pontificado.
Sheinbaum compartió que el intercambio ocurrió "en una fecha especial para el pueblo de México", y que el pontífice envió bendiciones y saludos a millones de creyentes que cada diciembre celebran a la Virgen morena. Más allá del gesto religioso, ambos coincidieron en algo profundo: la figura guadalupana trasciende credos, atraviesa la construcción del país y funciona como un espejo cultural que une incluso en un Estado laico.
En esta fecha tan especial para el pueblo de México, conversé por llamada telefónica con su santidad el papa León XIV para invitarlo a visitar nuestro país.
Envía bendiciones y saludos a todos en este día de la Virgen de Guadalupe. Coincidimos en que, más allá de la religión? pic.twitter.com/ChKMLGaLUE
La presidenta remarcó ese punto en sus redes sociales, subrayando que Guadalupe es símbolo de identidad y paz, una presencia que ha acompañado procesos sociales, políticos y espirituales desde la Colonia hasta el México contemporáneo
Los esfuerzos por traer al nuevo papa
La invitación no es nueva. Apenas diez días después de que León XIV asumiera el pontificado el 8 de mayo, el gobierno mexicano entregó en el Vaticano una carta formal para solicitar su visita. Desde entonces, diplomacia y gestos simbólicos han buscado abrir la puerta a un eventual viaje apostólico.
El nuevo papa ha expresado en público su intención de retomar recorridos por América Latina y su interés particular por conocer la Basílica de Guadalupe, uno de los santuarios marianos más visitados del planeta. Sin embargo, la agenda internacional del Vaticano mantiene en pausa cualquier fecha definitiva.
México es hoy el segundo país con más católicos del mundo, con alrededor de 111 millones de fieles. Por eso, la llegada del pontífice tendría un impacto que rebasa lo religioso: fortalecería vínculos diplomáticos, generaría un enorme movimiento social y abriría una nueva página en la relación entre el Estado mexicano y la Santa Sede.

La última visita papal fue la de Francisco en 2016, un recorrido que dejó imágenes emblemáticas en Chiapas, Chihuahua, Michoacán y en la propia Ciudad de México al pie del Tepeyac
En un país donde lo sagrado y lo cotidiano conviven en cada 12 de diciembre, la posibilidad de una visita de León XIV vuelve a poner sobre la mesa la fuerza cultural de la tradición guadalupana.
La pregunta ahora es si la diplomacia y los tiempos del Vaticano permitirán que ese viaje ocurra pronto... y qué significaría para un país que sigue encontrando en sus símbolos una forma de comprenderse a sí mismo.