Vagabundos: el reflejo de una ciudad necesitada

En el corazón de León, entre calles abarrotadas de comercio, plazas y avenidas iluminadas por el progreso, también habitan sombras que a menudo pasan desapercibidas, las de quienes han hecho de la calle su hogar.

Los rostros de los vagabundos son múltiples, hombres adultos mayores, jóvenes que escaparon de la violencia familiar, mujeres que cargan con enfermedades mentales sin tratamiento, etc. Cada uno refleja no solo una historia personal de caída, sino también las deudas sociales de una ciudad que presume ser la "capital del calzado" y motor económico del estado.

En lo que va del año, se han registrado 70 personas en situación de calle a comparación del 2023 que se identificaron a 107 personas, donde 74 fueron catalogadas como indigentes permanentes y 33 en condición de tránsito o pernocta.

Una de las causas principales es el consumo de drogas, la falta de centros regulados de atención provoca que muchos terminen aislados del núcleo familiar y, en consecuencia, en situación de calle.

La vida en la calle en León se reparte entre el abandono, la indiferencia y, en algunos casos, la violencia, los indigentes duermen en parques, bajo puentes o en banquetas, mientras que los refugios disponibles no siempre logran cubrir la demanda.

El contexto es aún más complejo si se observa el panorama general, pues casi un tercio de los leoneses enfrenta carencias tan básicas como alimentación, salud o vivienda, un terreno fértil para que más personas terminen en la calle.

Ante dicha situación, la ciudadanía no solo esquiva al indigente, también lo ve como una presencia que afecta a la imagen de la ciudad.

Al final, los vagabundos no son únicamente habitantes invisibles, son un espejo que refleja lo que la ciudad no quiere ver, demostrar que el desarrollo no puede medirse solo en cifras económicas, sino en la capacidad de rescatar a quienes viven al margen de todo.