Ante la sospecha de las consecuencias graves que causa el sobrevuelo de aviones rociando agroquímicos en los campos de cultivo cercanos a zonas habitadas, se busca más rigidez en la reglamentación de las aeronaves, desde la capacitación de los pilotos, hasta el registro y la receta de las sustancias que dejan caer en los sembradíos.
Sin bien los pilotos saben que no está permitido volar sobre zonas pobladas, han sido recurrentes los reportes y las quejas de personas que dicen sufrir los efectos de inhalar los agroquímicos. Inclusive en el año 2016 se presentó un error humano, en el que accidentalmente se roció producto sobre una escuela en el ejido Louisiana, lo que ocasionó mareo y vómito en cerca de 50 niños, cuatro de ellos fueron diagnosticados con intoxicación. Además, el año pasado padres de familia de un kinder ubicado en la colonia Urbi Villa del Rey presentaron una queja ante el Ayuntamiento de Ahome, por que un avioneta rociaba químicos a unos metros del plantel; el propietario del campo de cultivo se comprometió a que las fumigaciones se harían fuera del horario del plantel, pero dicha promesa duró tan solo unos meses; la directora aseguró que los niños presentaban problemas en la piel.
Aunque son pocas las investigaciones médicas formales en torno a la supuesta relación de los agroquímicos con el padecimiento de cáncer, la doctora Escamilla, jefa del departamento de epidemiología del Hospital General de Los Mochis, aseguró que bajo su experiencia sí están relacionados.
"Yo sé que hay un grupo de médicos tratan de investigar y determinar si el agroquímico influye en la salud, tanto médicos como nutriólogos", dijo la especialista.
Por su parte, la junta de Sanidad Vegetal busca restringir áreas de vuelo, asegurarse que los productos utilizados sean los permitidos y que poco a poco se sustituya los agroquímicos por productos no tóxicos.