Guasave, Sinaloa.- Durante años, cámaras empresariales y la industria restaurantera de Guasave han denunciado la presencia de aguas residuales provenientes de alcantarillas justo frente a los establecimientos. Esta situación, además de representar un riesgo para la salud, afecta la economía del sector y la imagen del municipio, que ostenta el distintivo de Capital Gastronómica de Sinaloa.
Los factores que originan la problemática son diversos. El principal es el deterioro de las redes de drenaje, cuya vida útil en muchos casos ya ha concluido. Durante el trienio 2021-2024, se invirtieron 311 millones de pesos en más de 24 kilómetros de tubería, 100 de ellos sobre la calle Cuahutémoc en el centro de la ciudad, no obstante los problemas siguen sin resolverse.
Además, en Guasave solo aproximadamente el 30% de los restaurantes afiliados a CANIRAC cuentan con trampas de grasa instaladas, un factor que contribuye significativamente al colapso del drenaje sanitario.
Cabe destacar que la instalación de estas trampas representa una inversión para el establecimiento de entre 5 y 10 mil pesos, dependiendo del tamaño y del volumen de producción de cada restaurante.
"Nosotros mismos provocamos esos taponamientos; si tan solo los comercios y los restaurantes pusieran sus trampas de grasa adecuadas para que esos residuos no condujeran por las líneas del drenaje, podríamos tener una mejor conducción y tendríamos menos taponamientos", informó Alejandra Ibón Valdés Arellano, gerente de la JUMAPAG.
Hay establecimientos que, durante años, han convivido con derrames de aguas negras frente a sus locales, una situación que puede reducir las ventas entre un 30 y 60 por ciento. Tal fue el caso del Restaurante Del Valle Mascota, que durante más de ocho años presentó derrames de aguas residuales las 24 horas del día.
Esta situación provocó enfermedades en personas y comprometió la permanencia del establecimiento, incluso después de las reparaciones, ya que los trabajos requirieron el cierre de calles durante varios meses.
"Se nos redujo la venta aproximadamente un 40 por ciento, y es que no es nada agradable llegar a un lugar donde hay olores tan fuertes; no se puede comer a gusto. Ya los aires me daban el mismo olor de afuera, así que mucha gente no quería y, pues, se retiraba o simplemente pasaba por aquí, miraba el agua y se iba", aseguró Leocadio Sánchez, propietario del restaurante Del Valle "Mascota" en Guasave.
"Aquí la vecina vende cena en la noche y tuvieron unos comensales; no pudieron estar de la peste, es de más", manifestó Rosario Isabel Mascareño Castro, ciudadana de Guasave.