GUASAVE, SINALOA.- Mientras el gobierno municipal afina los detalles para la celebración del Grito de Independencia, vecinos de la calle Tunguragua, en el fraccionamiento Villa Campestre viven un escenario opuesto a la fiesta: calles inundadas de aguas negras y un olor pestilente que invade sus hogares.
Los residentes denuncian que los desechos terminan en el canal 27, un afluente utilizado para riego agrícola, lo que eleva la alarma por una posible crisis de contaminación ambiental y de salud pública.
"Estamos hartos, no se puede ni abrir la ventana por el hedor y mucho menos dejar que los niños jueguen afuera. Con ese brote de aguas negras puede ocasionar enfermedades como hepatitis B, cólera, problemas estomacales y un fuerte daño al medio ambiente", advirtió la ciudadana Ana Carolina Gaxiola.
Pese a la gravedad de la situación, los habitantes aseguran que sus reclamos no han sido atendidos por Jumapag y ni por las autoridades municipales, quienes parecen más concentrados en los preparativos de las fiestas patrias que en resolver la crisis que golpea a cientos de familias.
"A pesar de que no hay dinero, se invirtieron en el grito más de un millón de pesos, pero parece que los derrames seguirán contaminando el medio ambiente", señaló la activista.
Los vecinos hicieron un llamado urgente a la presidenta municipal y a las instancias de salud y medio ambiente para que intervengan y frenen la descarga de aguas negras en el canal 27, antes de que la contaminación alcance niveles irreversibles.