Pocas cosas despiertan el apetito de manera tan inmediata como el chisporroteo de la carne en el asador y el aroma inconfundible del adobo mezclado con tortillas recién calentadas.
Los tacos de adobada son, para muchos, un gusto inevitable que conquista desde la vista y termina por convencer al primer bocado.
En la colonia Jiquilpan, una familia ha hecho de este antojo su historia de vida.
Hace 14 años, una joven con deseos de emprender decidió instalar una carreta de tacos, y poco a poco, junto con sus padres, transformó aquel pequeño proyecto en el sustento de su hogar y en un punto de referencia para vecinos y visitantes de la zona.
Hoy, ese mismo esfuerzo sigue vigente. La plancha encendida anuncia la llegada de clientes mientras la carne de adobada es picada con precisión, liberando un aroma irresistible. El menú ha crecido: tacos de maíz, de harina, mixtas y tostados forman parte de la oferta, siempre con el sello casero que distingue a la taquería.
"Todo lo hacemos como un equipo de trabajo familiar y estamos agradecidos con Dios porque gracias a su bendición nos llegan clientes", María de los Ángeles Valdez, encargada de establecimiento.
Para quienes buscan un bocado lleno de sabor, los tacos de adobada acompañados con cebolla, repollo y salsa al gusto, es una combinación de sabores que una vez que la pruebes te dejarán con ganas de regresar por más.