Tras la publicación del decreto federal el pasado 1 de julio en el Diario Oficial de la Federación, el programa IMSS-Bienestar dejará de existir como política pública independiente. A partir de esta medida, todos los trabajadores, hospitales, unidades médicas rurales y la atención a población sin seguridad social pasarán a formar parte directa de la estructura del IMSS en su régimen ordinario, poniendo fin a 45 años de operación ininterrumpida del programa.
El secretario general de la Subsección 4 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud en Sinaloa, Felipe Antonio Rodríguez, cuestionó la falta de resultados del programa y la incongruencia entre el anuncio y la realidad presupuestal.
"Las nóminas de los trabajadores ya están presupuestadas para todo el año. Ese dinero no se debe tocar. No entendemos por qué hubo retrasos en los pagos si ya estaba asegurado", declaró Rodríguez.
El dirigente sindical denunció que el programa no cumplió con las promesas de mejora en el abasto de medicamentos, condiciones laborales ni calidad en la atención médica. Lo único evidente, dijo, fue la pintura de las unidades médicas con la imagen institucional del programa.
Subrayó que desde el cambio al desaparecido INSABI "todo va de mal en peor". "Aquí no hay oficinas, no hay coordinación estatal. Para hacer un trámite, debemos enviar papelería hasta Ciudad de México. Es una tramitología lenta e ineficiente", explicó.
Por lo que destacó, tanto los trabajadores transferidos como los que permanecen regularizados o formalizados en la Secretaría de Salud no aceptan el modelo IMSS-Bienestar y demandan regresar a sus estructuras originales.
Otro de los puntos críticos señalados por el líder sindical es el desabasto persistente de medicamentos e insumos, lo que obliga a los pacientes a costear por su cuenta lo necesario para ser atendidos.
"No se vale que en un programa de gobierno se mande a los pacientes a comprar lo que se necesita para curarse. Si no hay medicamentos, ¿cómo se supone que los atendamos?", cuestionó.
Frente a un panorama de incertidumbre, los trabajadores exigen claridad sobre su futuro laboral, condiciones dignas, abasto suficiente de insumos médicos y una gestión eficiente y cercana.