GUASAVE, SINALOA.- La desesperación crece entre los residentes de Playas Las Glorias, quienes aseguran que ya no soportan la invasión de mosquitos que azota la zona desde hace varios días. Vecinos denuncian que la situación se ha vuelto insostenible, especialmente por el temor de que la alta proliferación derive en casos de dengue, una enfermedad que ha ido en aumento en el municipio de Guasave.
Con evidente molestia, habitantes de la comunidad turística exigieron la intervención urgente de las autoridades sanitarias, pues acusan que las campañas de fumigación no han llegado o son insuficientes para contener la plaga que se reproduce a pasos agigantados por la humedad y los encharcamientos recientes.
"Es insoportable, con decirle que el domingo la gente dejó hasta los platillos porque no aguantaron estar en el negocio por la cantidad de moscos que hay, necesitamos que vengan porque ya hay dengue y pues no queremos enfermarlos", expresó Rosa Elvira Bojórquez, residente del sector restaurantero de Boca del Río.
El problema es alarmante: Comerciantes y prestadores de servicios, señalan que el problema espanta a los visitantes y afecta la actividad turística de la región, dejando también afectaciones económicas.
"Ahorita, como ves, mire cómo estamos con este animalero de moscos, ojalá y si alguien de las autoridades por este medio, que pudieran venir a echarnos una manita a que vinieran a fumigar porque ayer domingo la gente salió loca de aquí, a la carrera porque no se aguantaba todo el animalero", añadió un restaurantero local.
Los vecinos hacen un llamado urgente a la Secretaría de Salud y al Ayuntamiento para que se realicen jornadas intensivas de fumigación y limpieza, antes de que el problema derive en una emergencia sanitaria.
"Le pido al gobierno que, por favor, nos echen la mano por todas las comunidades que no nos olviden de la fumigada". Concluyó Bojórquez .
Mientras tanto, el olor del repelente, las puertas cerradas y los ventiladores encendidos se han vuelto parte del día a día en Las Glorias, donde la población vive sitiada por una nube de mosquitos que amenaza tanto su salud como su tranquilidad.