El número de jóvenes que presentan crisis de ansiedad, pánico y estrés ha aumentado considerablemente en los últimos años, especialmente desde la pandemia, según alerta Patricia García Armenta, responsable del área de Psicología del Patronato Pro Educación en Ahome.
"La pandemia marcó un antes y un después. Desde que los jóvenes pasaron más de un año y medio en casa, sin clases presenciales ni actividades deportivas o culturales, su salud mental se vio fuertemente afectada", señaló la psicóloga.
Este cambio ha provocado un incremento sostenido en los casos atendidos en centros psicológicos, particularmente en estudiantes de entre 13 y 17 años. Actualmente, el Patronato atiende entre 15 y 20 casos de adolescentes por semana con síntomas relacionados a ansiedad, bajo rendimiento escolar y conflictos familiares.
Explicó que las escuelas se han convertido en el principal canal de detección, ya que muchas veces los padres no identifican estos trastornos o los minimizan. "Es común que digan que solo están nerviosos o estresados, como si fuera algo normal. Pero no lo es. La escuela ha sido clave para detectar y canalizar estos casos a tiempo", explicó.
Además del tratamiento psicológico, en algunos casos es necesario el acompañamiento médico para controlar síntomas severos. Sin embargo, la especialista subraya que el apoyo familiar es crucial para una recuperación efectiva y para evitar que la situación escale a consecuencias más graves como pensamientos suicidas.
"Toda la atención preventiva en temas de ansiedad es justamente eso, la prevención al suicidio".