Aunque las trillas de maíz en el norte del estado han comenzado a brindar un alivio momentáneo al sector ganadero, la situación sigue siendo crítica. La falta de agua mantiene en jaque a los productores, muchos de los cuales se han visto obligados a desplazar su ganado en busca de zonas con mayor disponibilidad del recurso.
El rastrojo que queda tras la cosecha representa alimento para el ganado, lo que reduce por ahora los costos de alimentación. Sin embargo, la carencia de agua en presas, pozos y abrevaderos complica seriamente la operación ganadera.
"Nos ayuda el rastrojo del maíz, pero si no hay agua, no podemos sostener al hato. Algunos compañeros han tenido que mover su ganado a otros municipios y eso implica un gasto que no todos pueden afrontar", señaló Bernabé Cárdenas, productor afectado de la sindicatura de Ocoroni municipio de Sinaloa.
El desplazamiento del ganado representa no sólo un costo económico, sino también logístico y sanitario. En medio de una crisis que ha afectado ya por varios años al campo sinaloense, los ganaderos advierten que sin apoyos concretos, el panorama podría empeorar.
Las organizaciones del sector han insistido en la necesidad de estrategias urgentes para mitigar los efectos de la sequía prolongada, que sigue poniendo en riesgo la producción ganadera y la seguridad alimentaria regional.