Urgen tortilleros subsidios para enfrentar costos crecientes de producción

GUASAVE, SINALOA.- Aunque el Gobierno federal presumió que, a través de un acuerdo nacional, estabilizaría el precio de la tortilla y lo reduciría un 10?% durante todo el sexenio, los tortilleros locales tienen otra visión, aseguran que los grandes industriales de harina son los verdaderos beneficiados, mientras ellos cargan con los costos crecientes de producción.

"Somos los más golpeados, pero quienes se llevan más son las grandes empresas que controlan la harina y toda la cadena productiva. Nosotros no ganamos nada cuando sube la tortilla, gastamos más y perdemos la venta. No podemos competir contra las grandes marcas", denunció un vendedor de tortillas de maíz en el centro de Guasave.

Cabe destacar que en el municipio de Guasave, el kilo de tortilla se ha mantenido en 26?pesos durante los últimos dos años, gracias a un acuerdo informal entre el gremio y el gobierno estatal, condicionado a que el precio de la harina no aumentara. No obstante, en zonas turísticas y de alta demanda, ya se vende en 28?pesos el kilo, lo que provoca molestia entre los consumidores.

Además el precio del maíz no ha registrado incrementos, al contrario, está muy por debajo de las expectativas, la harina de maíz y los insumos como el gas, la luz, el papel y las refacciones sí han subido considerablemente, sin que haya apoyo gubernamental para enfrentar estos costos.

Ciudadanos como Rosa Velázquez denuncian además la falta de regulación en la venta de tortillas por repartidores, quienes ofrecen el kilo hasta en 30 pesos. "Me ha tocado ver que pasan vendiendo kilos de tortilla a 28 o incluso 30 pesos, y uno, por la necesidad, lo compra al precio que sea. Pero debería haber una regulación sobre estas personas", expresó.

Ante este escenario, los tortilleros hacen un enérgico llamado al gobierno para diseñar una estrategia equitativa que incluya a los pequeños productores. Sugieren que, para lograr una reducción real en el precio de la tortilla, se debe intervenir en la estructura de costos, ofrecer subsidios directos a quienes operan en el eslabón final de esta cadena productiva y frenar los abusos de las grandes empresas que monopolizan la industrialización del maíz.