Empleo se recupera, pero millones siguen sin seguridad social
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Empleo se recupera, pero millones siguen sin seguridad social


América Latina y el Caribe cierran el año con señales mixtas en el mundo del trabajo



Aunque las cifras muestran una recuperación sostenida tras la pandemia, los grandes problemas estructurales -informalidad, desigualdad y falta de oportunidades para mujeres y jóvenes- siguen marcando el rumbo del mercado laboral regional.


Así lo expone el nuevo Panorama Laboral de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), publicado el jueves, 12 de diciembre de 2025.


En el primer semestre, la región alcanzó una tasa de participación del 63% y una ocupación del 60%, mientras que el desempleo bajó a 6%, uno de los niveles más bajos en 15 años. La OIT destaca que más personas lograron insertarse al mercado laboral en comparación con el año pasado.


Pero la aparente normalización esconde una realidad menos alentadora: la estructura laboral sigue anclada en los mismos desafíos de siempre.



Para la OIT, recuperar empleos no es suficiente cuando esos empleos no garantizan estabilidad, seguridad social ni ingresos dignos


Informalidad: el eje de la precariedad

El mayor obstáculo sigue siendo la informalidad laboral, que afecta a casi la mitad de la fuerza laboral -46.7% según los últimos datos- y expone a millones de trabajadores a la falta de derechos laborales básicos.


Y esta precariedad no se distribuye por igual. La informalidad golpea con más fuerza a mujeres y jóvenes, lo que reproduce ciclos de desigualdad y limita la movilidad social.



La OIT advierte que, mientras la informalidad siga siendo la norma, la productividad y el desarrollo económico de la región permanecerán estancados


Brechas de género que frenan el crecimiento

La situación de las mujeres ilustra la profundidad de estas brechas: su participación en el mercado laboral es 22 puntos porcentuales menor que la de los hombres, su tasa de desempleo es mayor y continúan enfrentando diferencias salariales y acceso limitado a empleos de calidad.


La OIT subraya que estas desigualdades no solo afectan la equidad: también tienen consecuencias económicas. Una menor participación femenina implica menor consumo, menor dinamismo económico y menores oportunidades de desarrollo para toda la región.


El panorama para las personas jóvenes tampoco es alentador. La tasa de desempleo juvenil sigue siendo casi tres veces mayor que la de los adultos y, cuando logran incorporarse al mercado laboral, lo hacen mayoritariamente en condiciones informales: 56% de ellos trabaja sin seguridad social, frente al 43% de los adultos.



Para la OIT, esta falta de oportunidades de calidad constituye un riesgo estructural: un mercado laboral que no integra a su juventud en empleos dignos compromete su futuro económico y social


Más allá de las cifras: políticas públicas de fondo

El organismo insiste en que los avances numéricos no mejorarán la vida de las personas sin políticas públicas ambiciosas que impulsen la formalización, reduzcan brechas de género, amplíen la protección social y fomenten empleos de calidad.


Detrás de cada punto porcentual, recuerda la OIT, hay historias reales: personas que trabajan, buscan oportunidades o quedan al margen de la economía.


La conclusión es clara: la región no puede conformarse con recuperar indicadores. Sin reformas profundas orientadas al trabajo decente, América Latina seguirá atrapada en los mismos patrones: desigualdad, precariedad y crecimiento económico sin rostro humano.



La OIT llama a gobiernos, sindicatos y empleadores a fortalecer el diálogo social y a diseñar estrategias que permitan que el mercado laboral no solo se recupere, sino que realmente mejore las condiciones de vida en la región


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