San Nicolás Obispo, considerada una de las tenencias más antiguas del municipio de Morelia, resguarda un valioso patrimonio histórico, cultural y gastronómico que la convierte en un punto de identidad para Michoacán. Su origen se remonta al siglo XVI, cuando frailes franciscanos fundaron la comunidad y la dedicaron a San Nicolás de Bari, santo patrono que hasta la fecha es motivo de devoción.
Uno de los mayores tesoros de la localidad es su iglesia colonial, concluida en 1591. Este templo destaca por su torre independiente, un elemento arquitectónico poco común en la región y que ha sido conservado a lo largo de los siglos como símbolo del legado religioso y cultural de la zona.
La comunidad también se distingue por preservar oficios y saberes ancestrales, particularmente la lapidaria en piedra volcánica. El molcajete, utensilio emblemático de la cocina mexicana, se produce en San Nicolás Obispo con técnicas tradicionales transmitidas de generación en generación. Más allá de su función para preparar salsas, guacamole o mole, este objeto representa un vínculo con las raíces prehispánicas y coloniales de la población.
En reconocimiento a este oficio, cada año se organiza la Feria del Molcajete, un evento que combina gastronomía, música, danza y exposiciones artesanales. Durante la celebración, los visitantes pueden adquirir piezas elaboradas por los artesanos, así como participar en talleres que muestran paso a paso la técnica de tallado en piedra volcánica.
Otra de sus celebraciones más significativas son las fiestas patronales en honor a San Nicolás de Bari, cada 6 de diciembre. En estas fechas la comunidad se une con misas, procesiones y danzas tradicionales, que refuerzan el sentido de pertenencia y mantienen vivas las costumbres religiosas.
San Nicolás Obispo es, en suma, una comunidad que ha sabido conservar su riqueza cultural, proyectándose como un espacio donde el pasado y la tradición dialogan con el presente, consolidándose como un referente histórico y gastronómico de Michoacán.