 
                                    Más allá de la estética, el fisicoculturismo promueve un estilo de vida basado en la constancia, la fuerza y la salud integral. En México, el interés por esta práctica va en aumento: la Federación Mexicana de Fisicoconstructivismo y Fitness (FMFF) reporta un crecimiento de más del 40 % en el número de competidores registrados durante los últimos cinco años, con una creciente participación femenina. Junto con toda esta revolución, también han cambiado desde las dietas, los suplementos, los mismos aparatos, las rutinas, la ciencia y la tecnología han hecho que esta industria crezca en todos los sentidos. La industria del fitness también refleja esta tendencia. De acuerdo con la consultora Statista (2024), México cuenta con más de 12 mil gimnasios activos, lo que lo posiciona como el primer país de América Latina y el cuarto a nivel mundial con más centros deportivos, solo detrás de Estados Unidos, Brasil y Reino Unido. Expertos en salud señalan que el fisicoculturismo no solo mejora la condición física, sino que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, obesidad y depresión. Además, fomenta la salud mental al promover la disciplina, el autocontrol y la confianza personal. El fisicoculturismo, en México se ha vuelto un deporte popular, y continúa creciendo como un movimiento de bienestar y superación. También en las competencias donde los mexicanos han llegado al más alto nivel.