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Derrames de petróleo: un desastre ambiental que afecta todo a su paso
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Derrames de petróleo: un desastre ambiental que afecta todo a su paso

Por: Fernanda Rivera
CDMX
Fecha: 21-10-2025

Debido a los recientes derrames de hidrocarburo en Veracruz, municipios como Álamo Temapache enfrentan una doble emergencia.


El petróleo ha llegado a ríos y manantiales, afectando el agua que las comunidades utilizan para consumo y riego, y dañando cultivos de cítricos, una de las principales actividades económicas de la región.


Basta imaginar un río que antes servía para bañar animales y regar huertos, ahora cubierto por una capa negra de crudo que flota sobre el agua y emite un fuerte olor a combustible.


Aunque estos derrames afectan directamente a Veracruz, México tiene un historial de accidentes que ha dejado huella.




El pozo Ixtoc 1, en 1979, liberó aproximadamente 530 millones de litros de petróleo en el Golfo de México, contaminando costas, matando peces y aves, y cerrando playas durante meses.


Más recientemente, derrames en Tabasco y Veracruz han cubierto ríos y playas con petróleo, matando fauna y afectando actividades económicas. Por ejemplo, pescadores han reportado encontrar cangrejos y peces cubiertos de crudo, imposibles de vender o consumir.


Impactos globales: cómo México se compara con el resto del mundo




Los derrames no son un problema exclusivo de México.


La explosión de la plataforma Deepwater Horizon en 2010 liberó 4.9 millones de barriles de petróleo en el Golfo de México, matando aves, delfines y peces, y afectando la pesca y el turismo de comunidades enteras.


En 1991, la Marea Negra del Golfo Pérsico derramó 3.3 millones de barriles, contaminando 800 kilómetros de costa y ecosistemas marinos que tardaron años en recuperarse.




Incluso derrames menores en México pueden tener impactos similares en comunidades locales si no se controlan a tiempo, mostrando que la contaminación por petróleo puede ser devastadora a cualquier escala.


Otros ejemplos internacionales incluyen el Exxon Valdez en Alaska (1989), que liberó más de 11 millones de galones de crudo, y la colisión de los petroleros Atlantic Empress y Aegean Captain (1979), que derramó casi 290,000 toneladas de petróleo frente a la costa de Tobago.


Estos casos demuestran que, sin medidas rápidas y efectivas, los derrames pueden transformar ecosistemas y comunidades en zonas inhabitables.


Cómo se limpia el petróleo: técnicas que parecen de ciencia ficción




La limpieza de derrames combina varias técnicas de contención, recuperación y remediación.


Para evitar que el petróleo se extienda, se instalan barreras flotantes que funcionan como cercas en el agua, deteniendo su avance hacia ríos, playas o alcantarillas. En Veracruz, estas barreras se colocaron para proteger los pozos de captación de agua potable de Tuxpan.


Para recoger el crudo, se utilizan desnatadores o "skimmers" que flotan sobre el agua y aspiran el petróleo como una aspiradora gigante. También se emplean materiales absorbentes como almohadillas, barreras especiales y absorbentes granulares, así como cabello humano empacado en redes, formando esponjas naturales capaces de retener grandes cantidades de hidrocarburo.




La remediación final incluye biorremediación, usando bacterias que consumen el petróleo, quema controlada en áreas seguras y dispersantes químicos que descomponen el crudo en pequeñas gotas.


Cada método se selecciona según el volumen del derrame, el ecosistema afectado y los riesgos para la salud, mostrando que la limpieza de petróleo es un proceso complejo y prolongado.


Consecuencias que no se ven, pero se sienten: del agua a la economía




Los derrames afectan directamente el agua, el suelo y los ecosistemas.


La mancha de petróleo bloquea la luz del sol y reduce el oxígeno en el agua, afectando plantas, algas y peces. Aves y mamíferos marinos pueden morir al quedar cubiertos de petróleo; por ejemplo, tortugas caguama halladas en Veracruz tenían sus caparazones manchados, lo que dificulta su movilidad y supervivencia.


En términos socioeconómicos, los derrames perjudican la pesca, obligando a los pescadores a viajar más lejos y gastar más combustible. El turismo también se ve afectado, con playas cerradas y reducción de ingresos.




La exposición al petróleo representa riesgos de salud, desde problemas respiratorios y gastrointestinales hasta daños en la piel y los ojos, aunque el crudo visible se retire, su toxicidad puede persistir durante años, impidiendo la recuperación total de los ecosistemas y las comunidades.


La experiencia local y global demuestra que la prevención, la respuesta rápida y el uso adecuado de técnicas de limpieza son esenciales para reducir los impactos de estos accidentes.


Veracruz, con sus derrames recientes, refleja los desafíos que enfrenta México para proteger sus ecosistemas y comunidades frente a la contaminación por hidrocarburos, mostrando que un solo accidente puede transformar ríos, playas y vidas enteras.


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