Según Human Rights Watch, el 31 de julio, la Asamblea Legislativa de El Salvador aprobó una reforma constitucional que elimina los límites a la reelección presidencial, lo que marca el último paso en un proceso que ha debilitado el Estado de derecho en el país
Aunque Bukele tiene altos niveles de popularidad y sus políticas de seguridad muestran resultados, la comunidad internacional ha permanecido mayormente en silencio.
La Unión Europea ha expresado preocupación por el deterioro de los derechos humanos, mientras que gobiernos como el de Donald Trump han respaldado abiertamente a Bukele.
Ocho meses después de asumir la presidencia, Bukele ingresó acompañado de soldados a la Asamblea Legislativa para exigir la aprobación de un préstamo para su plan de seguridad, mostrando un acto de intimidación directa a los legisladores, señalaron los expertos
Según Human Rights Watch, Bukele también comenzó a erosionar las instituciones democráticas:
La "guerra contra las pandillas" y sus costos
Human Rights Watch documenta que, aunque la campaña de Bukele redujo la tasa de homicidios, lo hizo con un alto costo en derechos humanos:
Cambios exprés a la Constitución
HRW señala que la reforma de julio fue posible gracias a una modificación aprobada en enero de 2025, que permite a la Asamblea reformar la Constitución en una sola legislatura.
Esto permitió aprobar y "ratificar" la eliminación de la reelección en solo dos horas.
Antes, la reelección presidencial era una "cláusula pétrea", considerada fundamental para la democracia salvadoreña.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que la reelección indefinida viola las obligaciones regionales en materia de derechos humanos.
Reacción internacional limitada
HRW advierte que:
Según Human Rights Watch, el "modelo Bukele" combina reducción de la violencia con concentración del poder presidencial, debilitando los controles institucionales