Desde 2019, el Colectivo Madres Buscadoras de Sonora, liderado por Ceci Patricia Flores Armenta, ha forjado un movimiento de resistencia que ha reunido a cientos de mujeres en busca de verdad y justicia.
Según datos recientes, el colectivo Madreas Buscadoras de Sonora ha logrado recuperar 2 mil 700 cuerpos y reencontrar con vida a 2,400 personas desde julio de 2024. Una labor impresionante si se considera que iniciaron con apenas unas decenas de integrantes: ya en 2020 contaban con 200 mujeres realizando búsquedas en campo, y actualmente suman cerca de 700 en municipios como Hermosillo, Nogales, Caborca, Cajeme, Guaymas, Magdalena, Huatabampo y Puerto Peñasco.
La metodología del colectivo es rigurosa y artesanal. En una primera etapa, identifican posibles zonas de búsqueda a partir de informes oficiales o señales como hundimientos y tierra removida. En la fase de campo, inspeccionan los lugares y, de encontrar restos humanos, documentan cuidadosamente la vestimenta y posibles indicios antes de notificar a las autoridades forenses.
El ambiente en el que operan está teñido de riesgo. Las buscadoras reciben amenazas constantes, incluso en territorios expuestos al crimen organizado; algunas han sido víctimas directas de violencia. Amnistía Internacional reporta que el 97 % de estas mujeres ha sufrido algún tipo de agresión: un 70 % informan afectaciones en salud mental o física debido al desgaste emocional y la precariedad de sus tareas, y un 65 % han tenido pérdidas económicas considerables.
En México, el Registro Nacional de Personas Desaparecidas reporta que hay más de 116 mil personas desaparecidas, cifra alarmante si se considera que en Sonora hay municipios como Hermosillo, Caborca y Guaymas entre los más afectados . La exigencia de justicia no debiera ser un acto de valentía individual, sino una obligación colectiva cubierta por el Estado.