Este mes comenzó la construcción de un nuevo tramo del muro fronterizo en el Valle de San Rafael, una zona remota y ecológicamente sensible ubicada cerca de la frontera con Sonora, México. El proyecto contempla la instalación de aproximadamente 27 millas de muro, con una inversión estimada de 309 millones de dólares.
La estructura se distingue por su color negro, una decisión impulsada por el presidente Donald Trump y anunciada por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem. Según las autoridades, el recubrimiento negro busca que el metal absorba más calor, dificultando que sea escalado en las altas temperaturas del desierto.
El anuncio ha generado preocupación entre grupos ambientalistas, ya que la construcción atraviesa corredores biológicos clave para especies en peligro de extinción como jaguares y ocelotes. Sin embargo, el gobierno federal asegura que el proyecto es parte de los esfuerzos para reforzar la seguridad en la frontera.