México, entre los países con mayor ingesta de ultraprocesados

El consumo de alimentos ultraprocesados como refrescos, botanas, cereales azucarados, comidas listas, entre otros, ha crecido de forma sostenida en México y América Latina en las últimas décadas, con impactos visibles en la salud poblacional. Un informe de la Organización Panamericana de la Salud (PAHO), señala que de 2000 a 2013 las ventas per cápita de ultraprocesados aumentaron un 26.7% en 13 países de América Latina. En México, según el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), el consumo de ultraprocesados aumentó 33.8% recientemente. Estos alimentos ahora representan entre 16% y 30% de la ingesta energética total de muchos hogares mexicanos. En hogares urbanos de México, la tendencia es clara: menor demanda de frutas, verduras, legumbres y alimentos frescos; y mayor dependencia de productos industriales listos, rápidos de preparar y fáciles de conservar. Pero no son recomendables. El aumento sostenido del consumo de ultraprocesados afecta especialmente a niños y adolescentes. Una alimentación basada en estos productos limita el aporte de micronutrientes esenciales y potencia sobrepeso, obesidad y riesgo de enfermedades crónicas desde edades tempranas. Para muchos expertos, este fenómeno ya constituye una "crisis nutricional" que requiere políticas públicas urgentes: regulaciones de venta, etiquetado claro, educación alimentaria, subsidio o acceso a alimentos frescos y saludables.