Pocos conocen en tradicional organillo, pero ha sido sustento de familias mexicanas por décadas, actualmente este oficio esta desapareciendo y han llegado hasta Nogales. Aunque el organillo sigue siendo un instrumento popular en algunos países, su número ha disminuido significativamente. En México, según en al cuenta de Instagram de la Unión de Organilleros que fue creada en 1967, en la actualidad cuentan con 310 personas organilleras afiliadas a la Unión, y muchos de ellos enfrentan desafíos para mantener su tradición viva. La falta de fabricantes y la competencia con la tecnología moderna han contribuido a la disminución de este oficio. El organillo, un instrumento musical mecánico y portátil, ha sido una parte integral de la cultura y la tradición en varios países, incluyendo México, Argentina y Chile. Con una rica historia que se remonta al siglo XVIII, el organillo ha evolucionado a lo largo de los años, adaptándose a las cambiantes tendencias musicales y sociales. El organillo fue inventado en Italia en el siglo XVIII y perfeccionado en Alemania durante el siglo XIX. Inicialmente, se utilizaba en circos y teatros, y su popularidad se extendió rápidamente por Europa y América Latina. En México, el organillo llegó durante el Porfiriato, y se convirtió en un elemento común en las calles y plazas públicas. De los cien que llegaron a México solo quedan cincuenta y solo dos personas tienen las piezas para arreglarlos. Los organilleros mexicanos visten uniformes color beige y gorras militares, inspirados en el uniforme de Pancho Villa y su ejército. El repertorio musical son canciones tradicionales mexicanas, como "Cielito Lindo" y "Las golondrinas", pero también las del ídolo del pueblo Pedro infante.