Apenas van cinco meses de este año y por desgracia la Procuraduría de la Defensa del Adulto Mayor ha recibido 416 casos por maltrato a los abuelitos en Sonora, los municipios con más casos son Nogales, Cajeme y San Luis Río Colorado, el problema es que la inmensa mayoría de los casos no son denunciados. El pasado 27 de mayo en Navojoa se hizo público uno de esos casos, es la historia de Modesta, una abuelita de más de 60 años, fue rescatada por DIF Municipal, su denuncia hizo evidente que desde hace tiempo ha sido víctima de violencia física y emocional por parte de su hijo, vivía en condiciones de pobreza extrema y evidente abandono según la información proporcionada por la autoridad, fue separada de su familia para ser llevada a una casa de asistencia para salvaguardar su integridad, por fortuna este caso no terminó en tragedia. Según la Organización Mundial de la Salud, se ha detectado que en México, hasta el 32.1% de los adultos mayores sufre por violencia, el maltrato psicológico es el más común, muchos casos no se denuncian debido al miedo y al estigma social, o solo se trata de agresiones físicas, sino cualquier acción u omisión, desde golpes y abusos sexuales, hasta insultos, amenazas, explotación financiera y falta de cuidados. En Sonora, un caso muy particular que se relaciona al abuso hacia los adultos mayores, son el despojo de pensiones, durante el pasado 2024, la Delegación Bienestar alertó de hasta cuatro denuncias mensualmente en el Sur de Sonora, Cajeme, Bácum y San Ignacio Río Muerto donde fue más recurrente, este tipo de abuso estaría ligado a las adicciones entre el círculo cercano de la víctima. En 2022, desde la Cámara de Diputados se propuso una modificación al Código Penal Federal con sanciones más severas por las agresiones, lesiones o golpes hacia los adultos mayores, se sugería que la pena podría ser de seis meses a cuatro años de prisión y una multa de hasta 300 días, esta propuesta nunca terminó por ser aprobada. Las estadísticas marcan que las denuncias las realizan principalmente los vecinos de las víctimas, los casos son recurrentes, pero no todos se atreven a señalar.