Cada diciembre, el fervor a la Virgen de Guadalupe se enciende con mayor fuerza en Navojoa. Así lo aseguró el padre Mauro Ríos Leyva, párroco del Santuario local, al destacar que la devoción reúne a personas de todas las edades: adultos mayores, jóvenes, familias completas e incluso niños en carreola, todos caminando movidos por una fe que afirma "es incalculable".
Casi 40 años de tradición y 25 años de subir al Cerrito
El sacerdote explicó que la peregrinación tiene casi cuatro décadas realizándose, pero son 25 años los que los fieles llevan subiendo al Cerrito de la Virgen, un punto convertido ya en referencia espiritual para los navojoenses.
Los peregrinos recorren varios kilómetros entre rezos, cantos, flores y estandartes, agradeciendo milagros o pidiendo por la salud y la protección de sus familias.
Según el párroco, la Virgen ha hecho "varias manifestaciones" en la comunidad, motivo por el cual cada año más personas se suman a las caminatas. "Lo que más le piden es salud e intercesión por sus seres queridos", comentó.

Una imagen con alma navojoense
El historiador Javier Félix recordó que la imagen monumental de la Virgen en el Cerrito es una obra con profunda identidad local. Fue pintada por el artista navojoense Gilberto Ibarra, ya fallecido, con la colaboración de Arcadio Corral y Ramón Talamante.
El mural fue inaugurado el 12 de diciembre de 1990 y desde entonces se convirtió en un símbolo de fe y devoción que cada año recibe a cientos de peregrinos.
El terreno donde hoy se levanta la imagen pertenecía originalmente a Jesús Morales, vecino de Pueblo Viejo, quien permitió que el espacio se transformara en un santuario al aire libre.
Un estandarte de fe y de historia
El Cerrito no solo es un lugar de oración, sino también un sitio donde convergen la cultura, la identidad y la tradición mexicana. Los peregrinos cargan estandartes que representan a héroes nacionales, combinando así la devoción guadalupana con el orgullo patriótico.
Una tradición que crece con cada paso
Hoy, el Cerrito de la Virgen sigue siendo un punto de encuentro donde generaciones enteras se reúnen para agradecer, pedir y renovar su fe.La devoción guadalupana en Navojoa no solo permanece: crece y se convierte en parte viva de la historia de la región, recordando que, para muchos, la Virgen de Guadalupe es guía, consuelo y motivo de esperanza.