Manuel Gastélum, miembro de la Nación Yoreme Mayo y pequeño propietario de 10 hectáreas en la comunidad de Bacabachi, no pudo sembrar este año, la razón: el agua simplemente no llegó. Como él, decenas de familias indígenas del sur de Sonora enfrentan una severa crisis por la falta de agua, empleo y apoyo institucional.
"Estamos batallando mucho. No hay dinero, no hay trabajo, y ahora ni agua para sembrar", expresó Manuel, quien explicó que muchos como él han tenido que abandonar sus tierras para buscar sustento en otras regiones como Sinaloa o el Valle del Yaqui.
Según relató, algunos de sus vecinos están al borde de vender sus parcelas por desesperación. "Se está perdiendo la esperanza", dijo, "y con ello también la tierra que por generaciones ha pertenecido a nuestras familias".
Ante esta situación, Manuel y un grupo de miembros de la tribu mayo se manifestaron en la Plaza 5 de Mayo en Navojoa, exigiendo atención y apoyo para enfrentar la crisis que los asfixia.
Wilfredo Armenta, vocero de los ocho pueblos indígenas del sur de Sonora, informó que se presentó una solicitud formal de ayuda ante la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (CONAPESCA), en la que participaron tanto pequeños propietarios como ejidatarios de las comunidades indígenas, sin embargo, la petición fue rechazada con el argumento de que "no hay recursos para ese tipo de apoyos".
"Es inaceptable que mientras cientos de familias indígenas se quedan sin sustento, las autoridades simplemente digan que no hay recursos", reclamó Armenta.
A pesar del rechazo, los líderes y familias de la Nación Yoreme Mayo aseguran que no se rendirán, continuarán con las gestiones y movilizaciones necesarias para hacer visible su situación.
"La crisis que vivimos es real, y las familias que están sufriendo son innumerables. No pedimos limosna, pedimos justicia", sentenció Armenta.
Esta realidad golpea no solo al campo, sino también a la identidad y arraigo de los pueblos originarios, cuya tierra se ve cada vez más lejana, no por distancia, sino por abandono.