Vecinos del fraccionamiento Misioneros molestos alzan la voz ante una problemática que aseguran lleva años sin resolverse, la presencia constante de aguas negras en sus calles.
Sin embargo, denuncian que en el último mes la situación se ha agravado al punto de convertirse en un riesgo de salud pública.
Calles enteras han sido invadidas por aguas pestilentes que fluyen como ríos por el fraccionamiento, llegando incluso hasta el periférico de la ciudad.
Los residentes aseguran que esta condición no solo afecta su calidad de vida, sino que representa un peligro directo para los más vulnerables: los niños.
"Nuestros hijos tienen que brincar los charcos de aguas negras para poder salir a la escuela. Ya no se puede vivir así", expresó con preocupación una madre de familia.
De acuerdo con los colonos, el cárcamo de rebombeo de OOMAPAS ubicado irónicamente dentro del mismo fraccionamiento se encuentra descompuesto desde hace semanas, la paraestatal les ha informado que el problema no podrá solucionarse hasta que llegue una refacción específica, sin ofrecer una fecha concreta.
Mientras tanto, el temor crece. No solo por los malos olores y la contaminación, sino también por la proliferación de mosquitos, transmisor del dengue, en las últimas semanas, Navojoa ha registrado un aumento preocupante de casos sospechosos de esta enfermedad.
"Ya no es solo el olor ni la suciedad, ahora también tenemos miedo por los moscos, en las noches no se puede ni dormir de tantos que hay", comentó otro habitante.
Hacen un llamado a las autoridades municipales y a OOMAPAS para que atiendan esta situación de manera prioritaria y definitiva, antes de que las consecuencias sean irreversibles para la salud y bienestar de quienes habitan en esta zona.