Sonora recientemente ha sido noticia nacional por temas relacionados con los centros penitenciarios, donde se ha evidenciado la falta de protocolos de seguridad y la vida de lujos que algunos internos tienen.
Hace semanas se hizo viral el vídeo donde aparece el cantante Natanael Cano en una fiesta privada dentro del CERESO 1 en Hermosillo, con cerbeza, vinos, agua mineral y música para ambientar el lugar, la fiscalía informó que ya se investiga el caso.
Este episodio se suma a una serie de hechos que exhiben la falta de filtros de seguridad en las cárceles de Sonora. En enero de 2024, Paula Jossete ingresó al Cereso 2 para una visita conyugal; murió ese mismo día en circunstancias aun sin esclarecer. En junio, un cateo en el Cereso de Ciudad Obregón reveló objetos prohibidos: gorras, cinturones y otros artículos de lujo.
"Estos eventos demuestran la fragilidad de los mecanismos para evitar malas prácticas en temas de corrupción; sin embargo, también hay que decirlo, son eventos relevantes si, mediáticos es verdad, penosos es verdad también, pero hasta ahorita son aislados", Raúl Guillen, presidente de la barra de abogados capítulo Sonora.
Los números confirman el problema, hasta agosto de 2025, 14 mil 298 personas están privadas de la libertad en Sonora, lo que coloca al estado en el tercer lugar nacional por saturación carcelaria. El 51 por ciento de los internos espera sentencia y el 49 por ciento ya fue condenado. Mantenerlos cuesta. Según un documento obtenido a través de transparencia en 2020, cada recluso representaba 217 pesos diarios; en 2025 el gasto es de poco más de 100 pesos, una reducción cercana al 54 %
El presupuesto anual también bajó: de 666 millones en 2020 a 502 millones en 2025, lo que significa un recorte del 24.6 %. Pero mientras los costos se reducen, la población penitenciaria creció incremento del 66 % en solo cinco años. Estos datos dejan mucho que pensar, más internos, pero menos presupuesto, CERESOS más saturados, pero con menos dinero destinado, ¿Cómo logran sacar adelante a los CERESOS en Sonora?¿De dónde sale el recurso para mantener estos centros, que, por cierto, no han demostrado ser verdaderos centros de reinserción social como su nombre lo indica?