En México, hay favores que se pagan muy caros
Imagina conocer a personas que prestan dinero en la tienda de la esquina, en las colonias o incluso a los visitantes que apenas llegan. Ves que entregan efectivo sin preguntar mucho. Un día, la urgencia te rebasa.
Pides 9 mil pesos pensando que saldrás del apuro.
Pero con el paso de los meses, algo no cuadra. Ya no debes 9 mil: ahora son 200 mil. Te amenazan con embargar. Hablan de hacerle daño a tu familia. Te acosan por mensaje, por teléfono, en la puerta de tu casa. Entonces entiendes: caíste en una trampa que tiene nombre y apellido.
Esta trampa se llama "gota a gota"; y funciona así: te prestan dinero rápido, sin pedir papeles ni garantías. Pero lo que parece una solución, se convierte en una pesadilla financiera.
Los intereses son diarios, a veces del 10% o más. En pocos días tu deuda se duplica, y aunque pagues puntualmente, nunca cubres el capital. Si te atrasas, te multan. Si no puedes pagar, te ofrecen otro préstamo con condiciones aún peores. Y si te niegas, empieza el verdadero cobro: amenazas, hostigamiento y violencia.
Así es como una deuda de 9 mil puede convertirse en 200 mil. No por irresponsabilidad, sino porque millones de personas no tienen otra opción
El crédito informal: sin reglas, sin contratos ... sin salida
El crédito informal es cualquier préstamo que se da fuera del sistema bancario o financiero regulado.
No se solicita en un banco, sino en casas de empeño, con prestamistas callejeros, por medio de apps exprés o incluso financieras con fachada legal.
Al no estar regulado, todo se vale: tasas desproporcionadas, cobros diarios, condiciones ambiguas o directamente abusivas.
Lo que parece una ayuda, muchas veces se convierte en una condena
¿Por qué tantas personas lo eligen?
Según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2024, el crédito informal sigue siendo la primera opción para muchos: el 52.7% de la población consideraría pedir prestado a familiares para comprar un bien, y un 25.5% haría lo mismo para enfrentar una crisis económica.
Además, un 28.0% optaría por vender o empeñar algún bien para reunir dinero rápido.
En comparación, solo el 37.3% de la población cuenta con algún producto de crédito formal, como tarjetas bancarias o créditos personales.
Esto confirma que, para millones, el crédito informal no es un lujo ni una alternativa secundaria, sino la puerta más accesible y confiable para salir adelante
Las razones son muchas. Algunas estructurales, otras profundamente humanas:
La trampa está en todos lados
El crédito informal no es un sistema único, es una red de prácticas que operan a plena luz del día, y también en la oscuridad de los vacíos legales.
Entre los más comunes están:
Financieras disfrazadas: operan como si fueran legales, pero sus métodos son igual de agresivos
El problema no es el préstamo... es lo que viene después
El verdadero peso del crédito informal no es el monto prestado, sino cómo se cobra:
En algunos casos, el acoso se convierte en violencia. Y la deuda, en una forma silenciosa de control
¿Y si no calificas para un crédito formal? Aquí algunas ideas para salir de la trampa
Sabemos que no todos tienen la puerta abierta para un préstamo bancario o una tarjeta; la burocracia y los requisitos excluyen a millones.
Pero eso no significa que estés sin opciones o condenado a caer en la "gota a gota". Mira estos tips prácticos para cuidarte y buscar otras salidas:
Habla con personas cercanas. Compartir tu situación puede abrir caminos que no habías visto, desde ayuda puntual hasta consejos para evitar caer en ciclos peligrosos.
La falta de regulación y la urgencia económica convierten al crédito informal en un negocio millonario que se alimenta del cansancio, la desinformación y la necesidad.
Es una deuda que no solo se paga con dinero, sino con miedo, salud mental y, muchas veces, con dignidad.
Mientras la banca se promociona con comerciales brillantes y sonrisas, en la vida real miles de personas viven bajo amenaza por haber pedido "poquito".