Guadalupe vive en la colonia Obrera en el municipio de Etchojoa, desde hace 15 años ha trabajado como comerciante independiente en la plaza pública, vende frituras, refrescos, tacos dorados y algunos alimentos, desde ese tiempo ella es su propia patrona.
"Pero con que pasemos el día y podamos salir adelante, el aguinaldo me lo doy yo sola", describió.
Al igual que Guadalupe, miles de mujeres en Sonora le apuestan al negocio informal, las estadísticas del Inegi señalan que hasta el segundo trimestre de este 2025 la ocupación informal creció, de 260 mil que se tenían en 2024, incrementó a 294 mil, estamos hablando de 34 mil nuevas mujeres que le apostaron a la informalidad.
Los datos revelan que la informalidad en Sonora pasó del 40.4 al 43.7 por ciento, es impulsado por el sector comercial y de servicios.
¿Qué implicaciones puede tener?, según Laura Velarde Araiza, vicepresidente regional de Zona Pacifico Norte en Canacintra, la decisión de permanecer en la informalidad, puede llevar a futuro a desempleo y condiciones precarias, limitando la posibilidad de acceder a una pensión durante la vejez.
Estos datos no solo reflejan el incremento de la informalidad en México que supera incluso al empleo formal, sino también los desafíos estructurales que existen en el mercado laboral sonorense donde las mujeres se ven obligadas a tomar este tipo de decisiones que las dejan con una carga diaria aún no equilibrada y un futuro incierto.