Una vez más la Vía Atlixcáyotl fue protagonista de un trágico accidente automovilístico, una vez más, la Vía Atlixcáyotl fue escenario de una tragedia. Una vez más, una vida inocente se perdió entre la velocidad, la imprudencia y una estrategia de movilidad que durante años ha privilegiado la rapidez sobre la seguridad.
Lo que parecía una mañana tranquila se convirtió en un desastre. Minutos después de las 11 de la mañana comenzó a circular la noticia de un choque múltiple, en el que al menos ocho vehículos se vieron involucrados. La escena fue de terror: acero retorcido, sirenas, gritos? y una persona que ya no volvió a casa.
"No manchen acaban de chocar bien feo en la Atlixcáyotl se llevó varios carros enfrente de la plaza, p*tos escuincles desgraciados, pasó junto a mi, dios me guardó, de verdad iba como diablo y mira, adelante se estampó" Conductor que presenció el accidente
Testigos coincidieron en una versión: dos vehículos deportivos circulaban a exceso de velocidad, jugando "carreritas", cuando a la altura de Plaza Vía San Ángel uno de ellos perdió el control y desencadenó la tragedia.
"Ese pero venía jugando carreritas con el coche de acá, con el coche negro que está estacionada allá, ese coche con el coche rojo venían jugando carreritas" TESTIGO QUE PRESENCIÓ EL ACCIDENTE
Pese a estos testimonios, el Gobierno del Estado, a través de la Secretaría de Seguridad Pública, negó que se tratara de carreras clandestinas y atribuyó el hecho a la falta de pericia de uno de los conductores. Sin embargo, la realidad es una: la vida de una joven se apagó en una vía que año con año se vuelve más peligrosa.
La víctima fue Mayka, de 25 años, quien comenzaba su jornada laboral. No estaba en el lugar equivocado. Estaba donde debía estar. Quienes no debían estar ahí, o al menos no a esa velocidad, eran quienes convirtieron la vialidad en pista. Y quienes tampoco debieron estar ausentes fueron los semáforos que la administración de Sergio Salomón, decidió retirar como parte de una estrategia de "agilización" del tránsito, dejando a miles de conductores y peatones expuestos a un riesgo permanente.
Hoy, los familiares de Mayka y las nueve personas lesionadas solo piden justicia. Pero la exigencia es más grande: no se trata solo de responsabilidad individual, sino de decisiones institucionales que siguen cobrando vidas.