En Querétaro, las recientes clausuras de bares, antros y restaurantes han dejado sin empleo a más de 700 familias, según reportan trabajadores del sector nocturno. En total, al menos 70 establecimientos han sido cerrados por las autoridades, mientras que otros 20 han optado por bajar la cortina de manera voluntaria.
Estas acciones, implementadas con el objetivo de combatir actos delictivos y reforzar la seguridad en el estado, han afectado a más de 5,000 personas, entre empleados directos y proveedores, quienes ahora enfrentan una difícil situación económica.
El presidente de la asociación del gremio, Rogelio Garfias Torres, comparó esta crisis con la vivida durante la pandemia, cuando los negocios nocturnos fueron los primeros en cerrar y los últimos en retomar sus actividades. Actualmente, con aforos limitados al 35%, el panorama se agrava.
Entre las medidas más cuestionadas destaca la homologación del horario de cierre a la 1:30 a.m., lo que, advierten, provocará un éxodo de jóvenes hacia municipios cercanos como San Miguel de Allende y Celaya, incrementando el riesgo de accidentes y delitos durante los traslados, un problema que ya se vivió hace más de tres décadas cuando se aplicó una medida similar.
Lejos de pedir subsidios o apoyos económicos, los trabajadores exigen la oportunidad de regularizar sus actividades. Solicitan una prórroga para cumplir con los nuevos requisitos establecidos y así evitar el cierre definitivo de más negocios.
Con la temporada decembrina a la vuelta de la esquina, el gremio manifiesta su preocupación por la pérdida de ingresos en uno de los periodos más importantes y lucrativos para la industria nocturna.