Cada 19 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Donación de Leche Humana, una fecha que pasa desapercibida para muchos, pero que representa una línea de vida para cientos de recién nacidos hospitalizados. En Querétaro, dos hospitales el de Especialidades del Niño y la Mujer y el General de San Juan del Río concentran una de las tareas más sensibles y transformadoras del sistema de salud: recolectar y distribuir leche materna donada.
Durante el 2024, estos bancos de leche humana recibieron más de mil litros: 821 en el hospital de especialidades y 200 en San Juan del Río. El resultado fue contundente: mil 224 bebés pudieron alimentarse gracias a la generosidad de otras madres.
Las donantes, en su mayoría mujeres con excedente de producción, se convierten en un eslabón vital en el desarrollo de prematuros o lactantes que no pueden ser amamantados por sus propias madres, ya sea por complicaciones médicas, tratamientos o incluso por intolerancia a fórmulas artificiales.
Lejos de ser un gesto menor, la donación de leche humana es, según la Organización Mundial de la Salud, un recurso insustituible. No solo alimenta, también protege. La leche materna contiene anticuerpos que previenen infecciones, reduce el riesgo de enfermedades como la obesidad o la diabetes en la infancia, y también ofrece beneficios a las mujeres lactantes, disminuyendo el riesgo de padecer cáncer de mama u ovario.
México forma parte de la Red Global de Bancos de Leche Humana desde 2016, y aunque en el país operan 37 bancos, la tarea de promover la donación aún tiene muchos pendientes. Informar, capacitar y facilitar el proceso sigue siendo clave.
Si produces más leche de la que tu bebé necesita, podrías estar salvando otra vida. Detrás de cada frasco pasteurizado hay una historia de cuidado, de redes invisibles entre mujeres que nunca se conocerán, pero que comparten un mismo propósito: que ningún recién nacido se quede sin su alimento más importante.