Ley Trasciende: Entre la compasión y la falta de atención médica
Política

Ley Trasciende: Entre la compasión y la falta de atención médica


Mientras el Congreso mexicano discute la llamada Ley Trasciende, que busca legalizar la eutanasia y reconocer el derecho a una muerte digna, especialistas en bioética y medicina advierten que el país aún no cuenta con la infraestructura, la capacitación ni la cobertura sanitaria necesarias para abordar el tema con responsabilidad




La propuesta, impulsada por la activista y académica Samara Martínez -quien padece una enfermedad renal terminal-, plantea reformar el artículo 166 de la Ley General de Salud para incorporar un nuevo título que regule la eutanasia activa.


Actualmente, esta práctica está prohibida en México y se castiga como "homicidio por piedad" según el Código Penal Federal.


En la legislación vigente, solo 14 estados han aprobado una Ley de Voluntad Anticipada, que permite a los pacientes decidir si desean continuar tratamientos médicos en fase terminal.



La Ley Trasciende busca ir más allá: permitir que, bajo ciertas condiciones, una persona pueda solicitar la intervención médica para poner fin a su vida



Riesgos éticos y expansión de límites

La bioeticista y médica Martha Tarasco advirtió que la aprobación de la eutanasia puede abrir una puerta difícil de cerrar. "Cuando se empieza a aceptar, se banaliza progresivamente; aumentan tanto la eutanasia como el suicidio asistido", explicó.


Tarasco recordó que, en países donde ya es legal -como Holanda, Bélgica, Canadá, Luxemburgo y Colombia-, el uso de la eutanasia se ha extendido a situaciones no terminales.


"Hoy puede solicitarse por depresión, por no encontrar sentido a la vida o por no poder valerse por sí mismos. El dolor físico ya no es el límite", señaló.



La especialista subrayó que muchos pacientes que piden morir, en realidad, buscan alivio al dolor o la depresión. "Nadie desea morir cuando sus síntomas están adecuadamente tratados", insistió



¿Morir o dejar morir?

Las especialistas coinciden en que existe una diferencia profunda entre "dejar morir" y "provocar la muerte". Tarasco lo resume así: "Dejar morir es permitir el curso natural de la vida; provocar la muerte es otra cosa".


Templos añadió que el personal médico aún no está preparado para tomar decisiones tan complejas. "Ni siquiera sabemos cómo limitar tratamientos fútiles. ¿Cómo valorar el sufrimiento existencial?", cuestionó.


Además, el 50 % de quienes solicitan la eutanasia padecen ansiedad o depresión no tratadas, y en muchos casos, tras recibir atención, cambian de decisión.



El panorama se agrava con otro dato: el 98 % de los adultos mayores no tiene un plan de voluntades anticipadas, lo que deriva en intervenciones no deseadas y sufrimiento evitable


?Con información de EFE



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