La expropiación de propiedades de la familia Gurza y de otras familias hacendadas en 1936, decretada por el gobierno federal encabezado por el general Lázaro Cárdenas, marcó un antes y un después en la historia agraria de la Comarca Lagunera, particularmente en San Pedro, Coahuila. Este hecho histórico permitió la creación de los ejidos, transformando la vida de cientos de trabajadores del campo.
"Aquí de los Gurza les tocó a Flores Magón, San Francisco de Gurza, San Luis Gurza, Concordia y La Rosita Urquizo; todos esos porque llegaban hasta Chávez, los pequeños propietarios llegaban hasta allá", señaló Juan Pablo Sánchez, ejidatario del ejido San Francisco de Gurza.
Actualmente, San Pedro cuenta con 118 ejidos, de los cuales 90 son centros de población. De estos, 60 tienen más de 100 habitantes, mientras que el resto mantiene una población menor, de acuerdo con datos del cronista municipal, Luis Manuel Tavares.
Cada año, durante los meses de octubre, noviembre y diciembre, diversas comunidades laguneras conmemoran el aniversario ejidal como recuerdo del reparto agrario. En San Francisco de Gurza, también conocida como Santa Rosa, esta celebración forma parte de las festividades decembrinas.
La organización de los festejos está a cargo de un comité comunitario y se sostiene gracias a la cooperación de habitantes y personas solidarias. "La gente de la comunidad se coopera principalmente, y quienes gustan de apoyar, cooperan; incluso personas que no son del rancho", explicó Lorenzo González, ejidatario e integrante del comité organizador.
Aunque el reparto agrario en Santa Rosa se conmemora el 12 de diciembre, en esta ocasión el 89 aniversario se celebró en sábado 13, para facilitar la asistencia de quienes trabajan o visitan la comunidad. Durante la jornada se realizaron actos cívicos, desfiles, comida comunitaria, música y baile.
"Se hace el acto cívico, el desfile, se les da de comer y continúa la música; por la noche, el baile", detalló González.
En la celebración participaron cuatro grupos musicales y se prepararon 70 kilos de carne para el tradicional asado, que se compartió con habitantes y visitantes. Una fiesta que reúne a quienes permanecen en la comunidad y a quienes tuvieron que salir de ella, pero regresan para reencontrarse con sus raíces.
Más allá de la celebración, el aniversario ejidal mantiene viva la memoria histórica, fortalece los lazos comunitarios y reafirma la identidad de los ejidos de San Pedro.