El Día de la Virgen de Guadalupe es una de las celebraciones más importantes del país, una fecha que se mantiene vigente desde hace casi cinco siglos.

La tradición se remonta a 1531, cuando, según los registros históricos de la Iglesia, Juan Diego afirmó haber visto cuatro apariciones de la Virgen en el cerro del Tepeyac. Desde entonces, su figura se convirtió en un símbolo religioso y cultural que acompaña la identidad mexicana.
Cada 12 de diciembre, millones de personas acuden a templos, capillas y parroquias para llevar flores, cumplir mandas o participar en misas especiales. En Querétaro, esta conmemoración continúa siendo una de las expresiones de fe más arraigadas, reflejada en peregrinaciones, cantos mañaneros y en la presencia constante de familias que mantienen viva esta tradición año con año.

Y entre los cantos, las flores y el ir y venir de familias enteras, también aparecen las historias que le dan vida a esta celebración, agradecimientos que vienen desde lo más profundo, promesas cumplidas y momentos que, para muchos, solo fueron posibles "por su ayuda".

Creyentes llaman a las familias a inculcar desde casa la fe en la Virgen y en Dios, con la esperanza de que las nuevas generaciones mantengan vivo este camino religioso que, dicen, sostiene y acompaña en los momentos más difíciles.