Atraso en la construcción de la garita afecta a ambas comunidades

Las largas filas para entrar a SLRC afectan al comercio de la localidad.

El avance acelerado del nuevo puerto de entrada en San Luis, Arizona contrasta con la falta de movimiento del lado mexicano, y esta disparidad ya está generando consecuencias visibles tanto en la economía de San Luis Río Colorado como en la rutina de miles de residentes que cruzan la frontera a diario. 

Para los trabajadores, en especial quienes laboran en el campo y regresan cada tarde a México, la falta de modernización en la garita mexicana mantiene filas extensas y tiempos de espera que pueden prolongarse por horas.

"Se hace un p*nche desmadre porque nomas tienen una banda y esta bien lenta esa madre, y todos tienen que pasar la mochila, a parte de tanta gente que hay se satura bien gacho y se hace una filota con la gente haciendo corajes ahí".

Esta lentitud en el retorno hacia San Luis Río Colorado no solo golpea a los trabajadores, también tiene efectos directos en el flujo económico local, pues al dificultar el ingreso, comerciantes, restaurantes y servicios dejan de captar a clientes que, después de una jornada laboral o un cruce lento, prefieren evitar detenerse en la ciudad. 

Esto disminuye la derrama que tradicionalmente generan los trabajadores transfronterizos que realizan compras, consumen alimentos o utilizan servicios médicos al volver a México.

"Una de las cosas que consideramos en los últimos dos años al menos nos ha afectado muchísimo es el entorpecimiento que ha venido presentándose en las filas de salida de Estados Unidos hacia México, eso por la falta de un proyecto de modernización y actualización de la misma aduana mexicana".

El problema se vuelve más evidente cuando se compara con el progreso del lado estadounidense. Con nuevas líneas de entrada previstas para abrir en 2026, el cruce hacia Arizona será más ágil, mientras que el retorno hacia México se mantendrá rezagado.

Sin avances claros ni presupuesto asignado en México, el retraso amenaza con volver permanente una situación que hoy ya está golpeando tanto a la economía local como a la calidad de vida de quienes trabajan del otro lado.