En los primeros dos meses del alto el fuego en la Franja de Gaza, el Ejército de Israel ha matado al menos a 379 palestinos y ha herido a otros 992, de acuerdo con el recuento más reciente del Ministerio de Sanidad gazatí.
Este nuevo balance coincide con el cumplimiento de dos meses del alto el fuego impulsado por el llamado "acuerdo de paz" del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al que se sumaron Israel y Hamás. Aunque el acuerdo buscaba frenar la violencia, los reportes muestran que los ataques no se han detenido por completo y siguen afectando a cientos de civiles.
Desde octubre de 2023, cuando comenzó la invasión israelí tras los ataques de Hamás, el total de palestinos muertos asciende a 70 mil 369. Para ponerlo en perspectiva, esta cifra supera la población completa de municipios mexicanos como Valle de Bravo o Atlacomulco. Además, 171 mil 069 personas han resultado heridas, muchas con lesiones permanentes o amputaciones, lo que implica un reto enorme para la atención médica y la reconstrucción social.
Durante estos dos meses de alto el fuego, Israel también ha demolido edificios y viviendas casi todos los días, especialmente dentro de la llamada "línea amarilla". Esta zona es donde las tropas israelíes se replegaron como parte de la primera fase del acuerdo. Los civiles palestinos no tienen permitido entrar ahí, lo que impide que miles de familias regresen a sus casas o recuperen pertenencias.

Medios palestinos reportaron que este miércoles el Ejército israelí detonó explosivos para destruir edificios residenciales en la ciudad de Gaza. Esto significa que, aunque la ofensiva militar disminuyó, la destrucción de infraestructura continúa, afectando la posibilidad de que las personas regresen a vivir en condiciones mínimas de seguridad.
Los mismos medios denunciaron que tanques y excavadoras israelíes avanzaron de manera repentina hacia la ciudad de Bani Suheila, al este de Jan Younis, en el sur de la Franja. En su avance, bombardearon una escuela que servía como refugio para familias desplazadas. Este tipo de ataques agrava la crisis humanitaria, pues muchos palestinos han perdido sus hogares y dependen de estos espacios para sobrevivir.
A pesar del acuerdo vigente, Israel todavía controla más del 50% del territorio de Gaza. Esto significa que más de la mitad del enclave sigue bajo supervisión militar, lo que limita la movilidad, el acceso a servicios y la posibilidad de que las familias regresen a sus comunidades. Según los términos del acuerdo firmado en octubre, la retirada total de las tropas debe darse en la segunda fase, que aún está pendiente de negociación con mediadores internacionales.
Mientras no se avance hacia esa fase, la población gazatí continúa enfrentando incertidumbre, violencia esporádica y un nivel de destrucción que dificulta cualquier intento de recuperación. Organizaciones humanitarias han insistido en que el reconocimiento de estas cifras es fundamental para mantener la atención internacional y para presionar a que se cumplan los compromisos del alto el fuego.