Los tianguis son ya un evento casi cultural, en donde instalan sus puestos de ventas alrededor de los parques públicos para que las familias asistan no solo a comprar productos de primera o segunda mano, sino también a disfrutar del ambiente ameno y degustar los alimentos que se sirven.
Si bien los líderes de las cámaras empresariales invitan a todos los emprendedores a formalizar sus negocios dándose de alta ante el SAT, reconocen la importancia de estos espacios en donde muchas familias apoyan su economía, aunque pueda representar en parte una desventaja competitiva para quienes ya se han oficializado, pues al no tener un cargo de impuestos tan elevado, más allá del permiso de venta por parte del ayuntamiento, pueden ofrecer sus productos a un precio mucho menor que los comercios ya establecidos.
"Porque también no hay una carga fiscal tan grande como la que tiene un comercio establecido, entonces te digo, si se debe tener cuidado en ese tema, yo creo que las familias se ayudan mucho sí se ayudan, si dan fuentes de empleo, sí hay cierto benficio con los tianguis".
Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, en Sonora se cuenta con 1.47 millones de personas ocupadas, de las cuales, más del 43% trabajan en la informalidad, esto significa que casi la mitad de las personas que se emplean no se dan de alta ante el SAT, por tanto, no pagan impuestos, aunque aumentan la generación de empleos y mueven la economía local, y aunque no se tienen datos duros sobre la situación sanluisina, se sabe que el comercio al menor es la principal actividad económica local, con más de 2,600 unidades registradas, en lo que respecta a los tianguis, se saben de más de 350 puestos colocados ambulatoriamente en distintos parques de la ciudad, manejándose siempre bajo la informalidad.
Lo innegable es que esta clase de puestos son ya tradicionales e inevitables en cualquier población, pues las personas emprenden por sus propios intereses y necesidades, por lo que en lugar de combatirlos y prohibirlos, se les alienta a instalarse con orden y bajo supervisión de las autoridades, invitándolos a formalizar su emprendimiento en caso de lograrse, pues, según Leonardo Limón, la mayoría de las personas teme darse de alta pensando que solo representará grandes gastos, cuando en realidad, el estar en regla también representa una mejor calidad de vida para los empleados y mayores oportunidades para el dueño del negocio al acceder a créditos y apoyos gubernamentales.
Esta clase de negocios trae consigo pros y contras, la movilización de dinero líquido y apoyo a la economía familiar, la competencia desleal con quienes sí pagan impuestos, la convivencia social y esparcimiento cultural, la actividad comercial sin retribución al municipio, la variedad de artículos y reciclaje de los mismos, entre otras cosas, pero sin importar las regulaciones, siempre representará un apoyo al bolsillo familiar y serán parte de la vida social de los pueblos.