Los ministros de Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales del G20 llegaron este sábado a un acuerdo para instalar un mecanismo de fiscalización para empresas multinacionales con el objetivo de poner fin a los paraísos fiscales.
"Este es el resultado de un esfuerzo común. Espero que los países que no se han sumado cambien su decisión", declaró el ministro italiano de Finanzas, Daniele Franco.
Confió que países como Irlanda, Hungría y Estonia, que han atraído durante años la inversión privada por sus bajos impuestos "cambien de opinión" porque, dijo, los países del G20 representan alrededor del 90 % del producto interior bruto mundial y esto "es una presión para el resto".
También la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, dijo en un encuentro con la prensa que los países del G20 intentarán atender las reticencias de dichas naciones para sumarse al acuerdo global de imposición a multinacionales, pero matizó que no es esencial que todos se unan.
"Estamos intentando entender las reservas de los países que no se han adherido" al texto para esta reforma fiscal internacional consensuado el 1 de julio por 130 países y jurisdicciones de los 139 que forman parte del llamado marco inclusivo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
ACUERDO HISTÓRICO
El acuerdo alcanzado en el G20 es "histórico", según han remarcado los ministros y banqueros en la declaración final, porque tratará de evitar que las multinacionales se alojen en paraísos fiscales y eviten pagar impuestos.
El sistema fiscal se sustenta en dos pilares; el primero concierne a todas las compañías con una facturación mundial superior a los 20.000 millones de euros y con una rentabilidad (relación entre beneficios e ingresos) superior al 10 %.
Los países en los que esos grupos obtengan ingresos superiores a un millón de euros (o a 250.000, en el caso de pequeños Estados) tendrán derecho a recibir una parte del impuesto que habrán de abonar.
Lo que se repartirá entre ellos es entre un 20 % y un 30 % del beneficio residual, una vez que el país donde tenga la sede la compañía se haya quedado con el impuesto correspondiente al 10 % de la rentabilidad.
El ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, señaló en declaraciones a los medios que Francia ha pedido que sea del 25 %.
UN IMPUESTO MÍNIMO A SOCIEDADES SUPERIOR AL 15 %
El segundo pilar es aplicar un tipo mínimo del impuesto de sociedades de al menos el 15 % a las empresas con una facturación de al menos 750 millones de euros.
La cifra seguirá siendo objeto de debate, después de que países como Francia, Alemania, Argentina o Estados Unidos hayan pedido que sea más ambiciosa, por encima del 15 %.
"Creo firmemente que el 15 % no es suficiente. Tenemos que hacer más", dijo Le Maire.
El ministro alemán de Finanzas, Olaf Scholz, calificó por su parte también en declaraciones a los medios de "gran momento histórico" el acuerdo en el marco del G20 y dijo que cuando se alcanzó el consenso "se rompió en un aplauso" en la sala, porque "todo el mundo entendía que algo grande estaba pasando".
Indicó que este sistema global acabará con la "competición a la baja" de los países por atraer inversión privada y que permitirá mejorar la situación de las finanzas públicas, algo especialmente evidente con la actual crisis del coronavirus.
El ministro alemán destacó asimismo el entendimiento dentro del G20 para evitar las "prácticas injustas" en el ámbito de la competencia que contribuyan al calentamiento global, para que las empresas en un territorio con una legislación medioambiental más laxa no tengan una ventaja competitiva con respecto a otras asentadas en regiones más estrictas.