Ni la iglesia ni los sacerdotes se salvan de ser víctimas de la delincuencia, los robos al clero es una problemática con la que han tenido que lidiar. En México, la inseguridad en las iglesias es un problema que ha afectado a varias comunidades. Se han registrado robos de objetos religiosos, limosnas y daños a la propiedad. Además, ha habido casos de profanación y vandalismo en algunos templos.
Arte sacro, urnas con limosnas, objetos litúrgicos, instrumentos musicales o incluso letras de bronce son algunos de los objetos que los criminales hurtan en templos católicos y cristianos-evangélicos, delitos que se han incrementado en la última década.
De acuerdo con datos del Centro Católico Multimedial (CCM), cada año mil 400 iglesias, 12% de las más de 11 mil que hay en el país, registran robos y daños a su patrimonio, e incluso lesiones y homicidios en su interior.
Si bien las iglesias han sido robadas, también los sacerdotes han sido víctimas de los hurtos, a plena luz del día y en plena vía pública, de acuerdo al obispo de la Diócesis de Irapuato, ha habido sacerdotes que buscan la manera de protegerse tras un robo pero hay otros que no cuentan con la disponibilidad monetaria de redoblar la seguridad