La inteligencia artificial está abriendo nuevas oportunidades para que estudiantes con discapacidad accedan a la educación de manera equitativa, eliminando barreras y ofreciendo recursos adaptados a sus necesidades.
El uso de tecnologías de asistencia con IA beneficia principalmente a alumnos con discapacidad visual, auditiva y motora, mejorando su autonomía, motivación y participación en las aulas. Sin embargo, la brecha digital persiste: un informe de la American Foundation for the Blind advierte que 6 de cada 10 docentes reportan que sus alumnos con discapacidad visual no pueden acceder a por lo menos una herramienta educativa digital.
Entre las aplicaciones más innovadoras se encuentra Be My Eyes, para describir imágenes a personas ciegas. Otra plataforma es Bemyvega, que permite a los estudiantes seguir en tiempo real lo que ocurre en el aula mediante transcripción automática, captura de pizarras y subtítulos, pensada para alumnos con dislexia, problemas auditivos o visuales.
Asimismo, proyectos como Audemy ofrecen rutas de aprendizaje personalizadas en formato de audio para estudiantes ciegos o con baja visión, mientras que sistemas de reconocimiento de lengua de señas basados en visión artificial ya alcanzan hasta un 97 % de precisión en la interpretación de gestos para la enseñanza de matemáticas.
Especialistas subrayan que estas herramientas no sustituyen al maestro, pero sí potencian su labor al ofrecer recursos que hacen de la educación un espacio más inclusivo. La IA no solo facilita el acceso, también abre posibilidades para que los alumnos participen plenamente en el aprendizaje.