Cuando el padre de Marisol falleció, su familia no solo enfrentó el dolor de la pérdida, sino también un largo y complicado proceso legal para poder acceder a los bienes que él dejó. Como no existía un testamento, el trámite se extendió por más de tres meses, implicó múltiples visitas a juzgados, gastos imprevistos y una carga emocional adicional.
El testamento es un documento legal en el que una persona expresa su voluntad sobre el destino de sus bienes y derechos después de su fallecimiento. Aunque en muchos países se promueve su elaboración, aún persiste el temor, la desinformación o simplemente la postergación de este trámite.
Especialistas en derecho familiar coinciden en que la falta de un testamento puede generar conflictos entre herederos, procesos judiciales prolongados e, incluso, la pérdida de propiedades por falta de documentación o regularización. La historia de Marisol es un ejemplo de lo que muchas familias enfrentan por no planificar a tiempo. Su experiencia sirve como recordatorio de que tomar decisiones hoy puede evitar complicaciones mañana.