Los problemas de identidad en la infancia se manifiestan cuando los niños experimentan dudas profundas sobre quiénes son, lo que puede generar ansiedad, sentimientos de vacío y soledad. Estas crisis pueden ser desencadenadas por cambios significativos en la vida, como mudanzas o pérdidas, presión social para cumplir con ciertas expectativas y eventos traumáticos.
La intervención de profesionales de la salud mental, como psicólogos y terapeutas, puede ayudar a los niños a explorar sus sentimientos y desarrollar una identidad más sólida. Además, es esencial que los padres fomenten la autoestima y la autonomía de sus hijos, permitiéndoles expresar sus emociones y elegir sus actividades y amistades.
Además, se estima que más de 29,000 niños y adolescentes viven en orfanatos o albergues, y cerca de 5 millones están en riesgo de perder el cuidado familiar debido a factores como la pobreza, adicciones y violencia intrafamiliar. Estas circunstancias pueden influir negativamente en la formación de la identidad infantil.