La salud mental es un pilar fundamental para el bienestar de las personas, sin importar la edad que tengan.
Al igual que cuidamos nuestro cuerpo con alimentación, descanso y ejercicio, es necesario prestar atención a nuestras emociones, pensamientos y relaciones sociales.
En la niñez, una buena salud mental favorece el aprendizaje, la confianza y la capacidad de relacionarse con los demás. Durante la adolescencia, ayuda a enfrentar los cambios físicos y emocionales propios de esta etapa, previniendo conductas de riesgo. En la adultez, permite manejar el estrés, mantener relaciones sanas y tomar mejores decisiones. Y en la vejez, se convierte en clave para mantener la autonomía, la memoria y un sentido de propósito.
Cuidar la mente a cualquier edad no solo mejora la calidad de vida, también previene enfermedades como la depresión o la ansiedad. Hablar de lo que sentimos, pedir ayuda profesional cuando es necesario y crear redes de apoyo son pasos importantes para mantenernos equilibrados.
Recordemos que la salud mental no es un lujo, es una necesidad. Invertir en ella es invertir en una vida plena y significativa.