En medio de la cotidianidad de Salamanca, la situación del transporte urbano se presenta como un desafío para la ciudad. De una flotilla que solía rondar los 450 vehículos registrados, menos de 300 operan generando un déficit que ronda el 50%.
La disminución en el número de vehículos en funcionamiento no solo ha afectado la frecuencia del servicio, sino también los ingresos de los conductores y empresas de transporte. En algunas rutas, la escasez de pasajeros ha llevado a una reducción de vehículos, creando un círculo vicioso donde la falta de usuarios conduce a una menor oferta de servicios.
La situación se agrava al considerar que los ciudadanos no se desplazan con la misma frecuencia que hace cuatro años, lo que se traduce en ingresos aún más escasos para el sector del transporte. El tiempo entre un vehículo y otro se ha vuelto más espaciado, y en muchos casos, los autobuses circulan con una cantidad reducida de pasajeros, a veces tan solo 6 o 7.
Además, algunas rutas se encuentran actualmente inactivas, mientras que otras se han fusionado en un intento de optimizar recursos y equilibrar los ingresos con los egresos.
En la actualidad, solo cinco líneas de transporte urbano continúan operando en Salamanca: Servicio Urbano de Salamanca, Villa de Barahona, 2 de Julio, Taudesa y Transporte Salmantinos. señalan que la industria no ha logrado salir del bache que dejó la pandemia y se esfuerzan por encontrar soluciones para garantizar la viabilidad del servicio en la ciudad.