Boda del lagarto: ritual chontal une pueblos, mar y tierra

Con una mezcla vibrante de espiritualidad, música y tradición, este fin de semana dio inicio en San Pedro Huamelula, Oaxaca, la emblemática "boda del lagarto", una ceremonia ancestral que simboliza la unión mística entre los pueblos chontal y huave. El presidente municipal funge como el "novio" y se casa simbólicamente con una lagarta, representante de la "niña princesa" huave.

Esta unión es una ofrenda a la tierra y al mar, con la intención de propiciar lluvias, abundancia en la pesca y fertilidad para la región del Istmo de Tehuantepec. Esta tradición, que se celebra desde hace más de 230 años, tiene raíces en un pacto prehispánico de paz entre ambos pueblos originarios.

La leyenda cuenta que un rey chontal acordó casar a su hijo con una princesa huave, representada por una lagarta, como símbolo de alianza y respeto mutuo. En la actualidad, el ritual continúa con profundo significado: la lagarta es tratada con dignidad, vestida de blanco, coronada y paseada como una novia real, en una muestra de respeto y conexión con la naturaleza.

Durante esta edición de 2025, la celebración atrajo a cientos de visitantes y destacó la presencia del Dr. Gibrán Ramírez Reyes, quien fue captado bailando junto a la lagarta vestida de novia. Este gesto refuerza el carácter simbólico y comunitario de la festividad, que trasciende lo folklórico para reafirmar una identidad cultural indígena resistente, alegre y profundamente enraizada en la espiritualidad del entorno.

La boda del lagarto no se limita a la ceremonia simbólica; se extiende a días de danzas, música tradicional, convites y expresiones religiosas que combinan ritos católicos con creencias precolombinas. La participación de toda la comunidad refleja un fuerte sentido de pertenencia y una celebración de la vida en comunión con la tierra y el mar.