Al cierre de mayo de 2025, la plataforma Semáforo Delictivo ubicó a Juchitán de Zaragoza, Salina Cruz y Matías Romero Avendaño como los tres municipios más violentos de Oaxaca, con 13, 9 y 8 homicidios dolosos respectivamente en los últimos 90 días, consolidando al Istmo de Tehuantepec como foco rojo de inseguridad en la entidad. Estas cifras se suman al crudo balance de los últimos 12 meses, cuando Juchitán acumuló 92 homicidios, Salina Cruz 38 y Matías Romero 36, según reportes de la Fiscalía estatal.
En 2024, esta región acumuló 247 asesinatos vinculados al crimen organizado, cifra que la sitúa muy por encima de la Costa (241) y los Valles Centrales (145).
La persistencia de la violencia está estrechamente ligada a las pugnas entre células delictivas y la corrupción de cuerpos locales. Desde el 15 de febrero de 2025 se puso en marcha la "Operación Sable", una estrategia interinstitucional que integró la Marina, el Ejército, la Guardia Nacional y la Fiscalía de Oaxaca, que ha reportado la detención de más de 60 objetivos prioritarios y la desarticulación de al menos tres grupos armados logrando una disminución del 50 % en homicidios dolosos.
A pesar de esta reducción en asesinatos, la percepción ciudadana es que aún persisten riesgos latentes; varias comunidades llegaron a toques de queda y suspendieron clases durante las olas de violencia, mientras que el transporte público opera con miedo al "cobro de piso".
El clima de violencia impacta ya en la economía local, bloqueos carreteros y cierres de comercio han dejado calles semivacías y pérdidas significativas para los negocios, mientras el costo económico de la violencia se traduce en 122 mil millones de pesos al año para Oaxaca, según el Índice de Paz México (IEP) divulgado el 15 de mayo de 2025, de los cuales los homicidios representan el 38%, repercutiendo en inversiones, turismo y el día a día de miles de familias.