Oaxaca atraviesa una crisis laboral sin precedentes en 2025, al perder 44 mil empleos en el primer trimestre, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI. La informalidad alcanza el 78.5 por ciento, una de las más altas del país, lo que deja a la mayoría de los trabajadores sin seguridad social ni prestaciones básicas.
De acuerdo con el IMSS, el estado figura entre los primeros lugares en pérdida de empleo formal junto con Chiapas, Campeche y Ciudad de México. Al menos 116 empresas cancelaron su registro patronal en los primeros meses del año, lo que redujo aún más el acceso a trabajos con estabilidad.
La dependencia de Oaxaca en sectores vulnerables como el agropecuario y el comercio informal ha profundizado la precariedad, en un contexto nacional que también resintió la contracción de 200 mil empleos en agosto.
Especialistas advierten que esta situación responde a rezagos estructurales de décadas, con falta de inversión en diversificación productiva y abandono de sectores estratégicos.
Críticas al gobierno de Salomón Jara apuntan a la ausencia de políticas efectivas para generar empleos formales y a la falta de incentivos para empresarios locales. Señalamientos de opacidad y presunto favoritismo hacia su círculo cercano han incrementado la desconfianza social y desalentado la inversión privada en el estado.
Mientras tanto, miles de familias oaxaqueñas enfrentan el desempleo, el subempleo y la migración forzada como únicas alternativas. El deterioro laboral del estado contribuye al millón 800 mil mexicanos sin trabajo en 2025, panorama que exige reorientar recursos hacia la economía real para evitar que se perpetúe un ciclo de pobreza y precariedad.