Cristal, la droga más distribuida entre estudiantes de Oaxaca

Autoridades de Oaxaca han encendido una alerta por el crecimiento acelerado del consumo de drogas entre estudiantes, especialmente de metanfetamina conocida como "cristal". El secretario de Gobierno, Jesús Romero López, confirmó que esta sustancia es la más distribuida en planteles de educación básica, media superior y también en la Universidad Autónoma "Benito Juárez" (UABJO), debido a su bajo costo y amplia disponibilidad.

Las autoridades han señalado que la edad de exposición y consumo empieza muy temprano; advirtiendo sobre la normalización del alcohol y el tabaco como puerta de entrada a otras sustancias de mayor peligro. El Sistema Local de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes expresa que en Oaxaca el consumo de sustancias puede comenzar desde alrededor de 8 años, con casos reportados también entre 11 y 14 años, y un patrón más común de inicio alrededor de 13 años o más en adolescentes.

El impacto de esta situación se refleja en preocupaciones sobre el rendimiento escolar y la convivencia, ya que el consumo de drogas se asocia con baja concentración, abandono de tareas, conflictos entre estudiantes y riesgo de deserción escolar, según experiencias de profesionales que trabajan con jóvenes en riesgo. El tema cobró mayor relevancia tras la denuncia del colectivo DLR (Defensores de los Derechos Digitales), que difundió un video grabado presuntamente dentro de la Escuela Secundaria Técnica Número 1 de Oaxaca de Juárez; donde se observa a un grupo de estudiantes incitando a una menor de edad a inhalar una sustancia en polvo blanco mientras la graban.

Las autoridades estatales han aclarado que no se permite la revisión de mochilas ni operativos dentro de los planteles, argumentando que vulnera derechos de niñas, niños y adolescentes. En su lugar, se han reforzado patrullajes perimetrales, vigilancia con drones y activaron el programa "Sin Drogas Salvas Tu Vida", con foco en municipios con altos índices de uso; además autoridades señalan que la prevención no puede limitarse al trabajo dentro de las escuelas, y que la participación activa de padres, madres y docentes es esencial para detectar cambios de conducta, ausentismo o conductas de riesgo que puedan alertar sobre consumo entre estudiantes.