En Oaxaca la ansiedad dejó de ser un síntoma aislado y se instaló como un problema público que atraviesa hogares, escuelas y centros de trabajo. Según el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Adicciones, el 64% de la población del estado reporta síntomas de ansiedad, la tasa más alta del país; le siguen Zacatecas (62.7%), Quintana Roo (62.7%), Michoacán (61%) y Baja California (59.8%). Al mismo tiempo, entre el 20 y 30% de las personas en la entidad presentan comorbilidades como depresión, trastorno por estrés postraumático, consumo problemático de sustancias o ideación suicida, lo que complica el diagnóstico y el tratamiento oportuno.
Los datos señalan que las mujeres registran mayor prevalencia de ansiedad y depresión, mientras que los trastornos por uso de sustancias predominan entre los hombres. Por edad, son las personas adultas jóvenes (entre 30 y 49 años) quienes más solicitan ayuda, una etapa vital con presiones laborales, familiares y económicas que pueden agravar los síntomas.
La ansiedad se presenta de distintas formas y con síntomas que van desde inquietud, sudoración y palpitaciones hasta preocupaciones persistentes que interfieren en la vida diaria. Entre los cuadros clínicos más habituales están el trastorno de ansiedad generalizada, caracterizado por preocupaciones excesivas y casi diarias durante seis meses o más; el trastorno de pánico, que provoca ataques repentinos de miedo intenso sin peligro aparente; acompañados de síntomas físicos abrumadores que pueden parecer ataques al corazón. Las fobias implican miedo intenso y desproporcionado ante objetos o situaciones específicas; como la fobia o ansiedad social, que produce temor ante interacciones y exposiciones públicas, afectando relaciones, la interacción en entornos públicos o laborales y puede aislar a quienes la padecen.
Estos trastornos no son respuestas pasajeras al estrés; cuando se cronifican afectan el desempeño laboral, escolar y las relaciones interpersonales, y aumentan la probabilidad de complicaciones como depresión y consumo problemático. Para quienes viven la ansiedad en Oaxaca, la clave es la detección temprana y el acceso a atención adecuada; el reconocimiento social y la eliminación del estigma son pasos indispensables para evitar que la preocupación se convierta en una discapacidad.